El mes de Av – Dualidad, Duelo y Consuelo

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El mes de Av ocupa un lugar central y emotivo en el calendario judío. Su nombre significa “padre” en hebreo, evocando la presencia cercana de Hashem tanto en los momentos de dolor como en los de consuelo. Av es un mes marcado por la dualidad: es el tiempo en el que ocurrieron las mayores tragedias del pueblo judío, como la destrucción del Primer y Segundo Templo en Jerusalén, pero también es el mes en el que, según la tradición, nacerá el Mesías y llegará la redención definitiva. Esta tensión entre duelo y esperanza convierte a Av en un periodo de profunda reflexión y transformación.
Durante los primeros nueve días de Av, conocidos como “Los Nueve Días”, se intensifican las prácticas de luto: se evita comer carne, beber vino, celebrar bodas o fiestas, y se limita la alegría cotidiana. El punto culminante es Tishá BeAv (9 de Av), un día de ayuno y lamentaciones que recuerda las destrucciones de los Templos y otros desastres históricos. Sin embargo, tras el dolor, el mes da paso al consuelo: el Shabat posterior a Tishá BeAv es llamado Shabat Najamú (“Consolad, consolad a mi pueblo”), y a partir de ahí comienzan siete semanas de consuelo y esperanza.
El mes de Av también contiene un mensaje de renovación y amor. El 15 de Av, Tu BeAv, es una festividad de alegría y unión, considerada uno de los días más felices del año judío, donde se celebran matrimonios y se fomenta la reconciliación y el amor comunitario. Así, Av nos enseña que incluso en medio de la mayor oscuridad puede surgir la luz, y que el proceso de duelo es inseparable del camino hacia la redención y la alegría.